He traído mi peste para que repose en ti, al parecer te haz decidido,
Caminar sobre la fina hoja de la katana no es buena idea,
Sobre todo con sandalias tan delgadas como las tuyas, nop, no tengo compasión.
La compasión es de los débiles, y contigo basta, para caminar de lado de la pared.
Solo los ladridos de los perros callejeros me acompañan esta noche,
Tú eres tan bella que jamás te tomaría en serio, tan volátil que no despegaría de ti,
bebería de tu cuerpo toda tu juventud, reposaría mi vejez en tu vientre nuevo y desnudo.
Solo para después seguir el camino, sin dejar en ti secuela de mi…
Y detrás de tu lúdico coqueteo no esta la admiración que mi yo narcisista requiere…
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