Dentro de poco todo será la historia que pasó hace un segundo, de nuevo a las cenicientas, a despertar y no saber su nombre. Y no saber su nombre y llamarla por el tuyo, a tenerle solo por no estar solo y estar solo después de todo. Nada ha pasado por aquí, como niño que se tropieza, me levanto y me sacudo la ropa polveada y veo que nadie se de cuenta, he tropezado y eso es vergonzoso, un haragán promedio no se da ese lujo. Un paria no se queda a esperar que lo amen, cínico ríe y deja ir. He regresado a casa, madre de las tertulias, vuelvo a mi cause. Dame de beber de tus licores, de tus olores, que tu roja luz me infunda la paz y la soledad que se requiere para ser. Regresa un príncipe a la farra, derrotado, pero por convicción propia. Gracias a los tres tipos que amanecen cada sábado en la sala de mi casa, gracias al la buena cebada, que me hace ser un Mr. High encantador. A la cenicienta que regalara su próxima madrugada para después irse. Gracias jaqueca, eres el testigo y prueba de una farra exitosa. Hoy solo quiero deambular, flotar, abrazarme a ti sin reflexionar, vivir sin atender las consecuencias de ser un animal con razón, quiero regalar mi mejor sonrisa a algunos ojos, una rosa a la virtud. Quiero vivir y nunca morir. Un asesino de galácticos esta de vuelta. |
Un lugar en el que arbitrariamente elegiré los temas de los que se puede y de los que no se quiere hablar. Pendejos, abstenerse, me dan miedo, son muchos.
sábado, noviembre 11, 2006
Oda a la virtud...
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