Desde las azoteas se prepara para tener la mejor de las vistas hacia la ventana de ella. Espera la caída de la hora cero para verle, el ritual, al desnudarse ante los ojos atónitos de este hombre y su soledad.
Por siempre ha soñado que la tiene, que ella esta frente a él, haciendo lo que solo desde la clandestinidad del vouyeour puede saborear. Su rictus, su boca seca y sus manos sudorosas. Él finalmente se siente perseguido por esta indecente afición, se siente acorralado por lo que ahora hace concientemente y le aqueja…
Ella, qué les digo de ella? El desnudarse con las cortinas abiertas no es en vano, son el uno para el otro, él quiere ver y ella desea ser vista, ambos orgasmean a control remoto pero ninguno esta dispuesto a acercarse, la lejanía y el temor de ambos por ser descubiertos los dejaría en ser una simple pareja de amantes mas…
Esa tarde, él ha conseguido un catalejo, alista sus sentidos para admirar el show, de pronto voltea hacia atrás y descubre el precioso atardecer chilango… Las nubes se perdían en dramáticos contornos de colores serios, el sol se despedía tiñendo la mitad del cielo en color naranja mientras en la otra mitad, la noche se apoderaba del filme y predisponía todo para los atavíos de lo que solo en la oscuridad se puede hacer.
Nunca mas volvió la vista a su ventana esa tarde…
Al día siguiente, sube de nuevo a la azotea con el afán de admirar a su musa, con un poco mas de ganas por haber preferido el atardecer de ayer… Aguza su vista, ella esta desnuda y pende su cuerpo de una viga atada por el cuello.
Él? Todas las tardes sigue subiendo a la azotea… Le queda el atardecer chilango.
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