En un país en donde las revoluciones se traicionan a si mismas, donde la historia tiene Alzheimer, en donde la sangre y los huesos no han servido de nada, acá y solo acá, se siente el terror de repetir las tragedias.
Soy ya 39 años, y los que han estado parados dicen sentir la sangre caliente subir de pies a cabeza.
Lo sabemos bien, nos han masacrado, humillado, vejado, nos tienen hacinados. Seguimos viendo las mismas caras, las de los asesinos que no son humanos, solo así se explica que puedan dormir sin que los persiga el fantasma de todos sus asesinatos.
Que el 2 de octubre no se olvida… A otro perro con ese hueso, todos nos hemos encargado de que no se recuerde, de que si quieren, lo pueden volver a hacer y de seguir participando en su juego.
El día que la dignidad llegue a este país, ese día morirá, pues ni la masacre de Tlatelolco nos mueve a querer un poco mas a este México que se nos dio y que nos estamos encargando de destruirlo, con nuestra indiferiencia y placides.
A todos los mártires que lavaron con su sangre la dignidad que alguna vez conocimos.
Soy ya 39 años, y los que han estado parados dicen sentir la sangre caliente subir de pies a cabeza.
Lo sabemos bien, nos han masacrado, humillado, vejado, nos tienen hacinados. Seguimos viendo las mismas caras, las de los asesinos que no son humanos, solo así se explica que puedan dormir sin que los persiga el fantasma de todos sus asesinatos.
Que el 2 de octubre no se olvida… A otro perro con ese hueso, todos nos hemos encargado de que no se recuerde, de que si quieren, lo pueden volver a hacer y de seguir participando en su juego.
El día que la dignidad llegue a este país, ese día morirá, pues ni la masacre de Tlatelolco nos mueve a querer un poco mas a este México que se nos dio y que nos estamos encargando de destruirlo, con nuestra indiferiencia y placides.
A todos los mártires que lavaron con su sangre la dignidad que alguna vez conocimos.
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