Caminar mientras platicamos traumas de mi infancia se ha vuelto una buena excusa para olvidar que me duele la rodilla. Aun rengueo un poco, pero ahora no hay prisas, me suspendo en las infinitas variables de bienestar que has traído, no se bien a donde voy, pero qué importa mientras tu sombra siga fiel a la mía.
Quiero que cantes la canción… Jeje!
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