las luces tan rojas que confundí con estrellas,
tus besos y bofetadas que recogí
desde entonces con mis manos inquietas.
De los licores que te hacían la de mejores curvas en aquel maldito burdel de mala muerte en el que te conocí una noche de no de no se que maldito mes, de no se que maldito año.
En mis uñas aun hay restos de tu piel,
en mi cama minada de sudores
de las 367 noches que escurrieronde tu cuerpo,
ahora tan fúnebre y hediondo.
Era yo solo un pibe con más ganas que presupuesto,
Eras tú la transfiguración de Marylin…
Con más décadas, kilos e infecciones,
Con menos dólares, clientes y orgasmos por hora.
Con un tinte rubio mucho más barato,
y exactamente el mismo colmillo largo y retorcido.
Fatale femme de las barras mas violentas de esta ciudad.
Oh puta, madre lactante de mis infancias en el vicio.
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