Y justo ahora que comienzo a entrar en la crisis de los 30, al país se le ocurre entrar en su típica crisis de los 100 años. Este extraño climaterio en el que se sumerge la madre patria en el que parece detestar a todos, a todos, me recuerda a mi madre cuando se levanta de malas muy malas, y hay que contentarla.
Ahora debo trabajar el triple para conservar los privilegios de los que debe gozar un paria de clase media-baja, que se digne de serlo. Pero como tengo que trabajar el triple, no me queda tiempo para disfrutar de las ventajas de ser un divorciado promedio, y aunque me diera tiempo, las calles están solas, las cantinas cerradas y parece que no hay mas cenicientas borrachas que aprecien las miserias de un charro negro al borde de la extinción.
Así que por lo pronto, esperaré estoico mis 30, veremos que nos trae, como siempre, no quiero nada fácil, solo que se ponga interesante, alguna buena esposa y dos o tres revoluciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario