Era yo solo un loco que andaba corriendo de aquí para allá, rengueando, regularmente borracho o venciendo a la resaca, esperando apagar la luz y que de una buena vez la vida se encargara de terminar conmigo en venganza inmisericorde por mis intentos de acabar yo con ella, o de importunarla hasta el punto de hacerla poco vividera.
Pero encontré tu pelo chinito, y aquella noche solo, como de costumbre borracho, la vida decidió vengarse de mí a cuentagotas.
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