sábado, noviembre 11, 2006

Oda a la virtud...


Dentro de poco todo será la historia que pasó hace un segundo,
de nuevo a las cenicientas, a despertar y no saber su nombre.
Y no saber su nombre y llamarla por el tuyo,
a tenerle solo por no estar solo y estar solo después de todo.

Nada ha pasado por aquí, como niño que se tropieza,
me levanto y me sacudo la ropa polveada y veo que nadie se de cuenta,
he tropezado y eso es vergonzoso, un haragán promedio no se da ese lujo.
Un paria no se queda a esperar que lo amen, cínico ríe y deja ir.

He regresado a casa, madre de las tertulias, vuelvo a mi cause.
Dame de beber de tus licores, de tus olores,
que tu roja luz me infunda la paz y la soledad que se requiere para ser.
Regresa un príncipe a la farra, derrotado, pero por convicción propia.

Gracias a los tres tipos que amanecen cada sábado en la sala de mi casa,
gracias al la buena cebada, que me hace ser un Mr. High encantador.
A la cenicienta que regalara su próxima madrugada para después irse.
Gracias jaqueca, eres el testigo y prueba de una farra exitosa.

Hoy solo quiero deambular, flotar, abrazarme a ti sin reflexionar,
vivir sin atender las consecuencias de ser un animal con razón,
quiero regalar mi mejor sonrisa a algunos ojos, una rosa a la virtud.
Quiero vivir y nunca morir.

Un asesino de galácticos esta de vuelta.

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