Cuentame una mentira...

Esa noche bebía un poco menos de lo que acostumbrado, el antro rojo un tanto solitario y mi bolsillo estaba medio vacío. A algunos optimistas les agrada ver la cosa medio llena, yo soy de los que la ven medio vacía.

Me encontraba frente a una cerveza cuando siento ese Chi maligno encima de mis hombros, busco la fuente energética y me tropiezo con la mirada difusa de una mujer no tan flaca y no tan gorda y piel blanca. No me agrada el flirteo lejano y mucho menos sobrio, así que decidí esperar a que la cerveza me envalentonara. Pero el plan de ella era distinto, dirigió su cuerpo errático hasta mi mesa, jaló una silla y aposento su alegórico cúlo en ella, me quitó el cigarro de la boca y lo apagó en el cenicero repleto de colillas, luego dijo: – qué te pasa puerco, no vas a corresponder al coqueteó?-

Debo admitirlo, sus ojos negros con pupila alerta entintada de luz de neón roja encendieron mi interés psiquiátrico, no dije nada, tomé otro cigarro y lo encendí, ella inmediatamente lanzó sobre mi rostro su bebida, - Es Jim Bim, cerdo, el mejor wiski que podrás conseguir por acá, por qué no eres amable y me compras uno, el que tenía lo gasté al empapar a un pendejo- dijo. –Quiero que me hagas el amor, quiero que me cojas y después me mandes en taxi, o me corras de tu casa, estoy segura que no es ni la mitad de cierto lo que alardeas en tu pinche blog apantallapendejos - se levantó violentamente de la silla, apretó la mandíbula, yo esperaba el puñetazo, pero ante la mirada atónita de los que veían semejante pancho, se desplomó y empezó a echar espuma por la boca y retorcerse por el suelo.

-¡Ay wey!- Exclamé asustado. Entonces encendí otro cigarrillo, y agachándome sobre su cuerpo convulsionado le juré que tendría un bello post hablando de lo bien que se miraban sus nalgas a la luz de mi