miércoles, octubre 17, 2007

No dejad que los niños se acerquen a él...

"Mira, este es el señor que te da 20 pesos y un carlos quinto... "

El “vomito de la semana” se lo lleva Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, pues con todo y que vivimos en la era de la libertad sexual, ellos no quieren abolir el dogma del celibato.

Creo firmemente que si los señores “padrecitos” dejaran esa payasada de la vida célibe, su sexualidad se encausaría dentro de los parámetros normales, y no se aficionarían por los niños.

No sé, se me ocurre hacer un apostolado de sexo servidoras de elite, que únicamente den servicio a diáconos religiosos, igual que crearon la santa inquisición y los monancatos.

Por lo pronto, ya tome medidas, mi hijo crecerá irredento, como su padre, no lo voy a dejar 2 horas con el padre Cholo pa que haga su primera comunión.

Jesús se sigue revolcando en donde quiera que esté, al ver lo que en su nombre hacen.

“El fornicio con infantes es pecado mortal,
aunque lo hagas de frente al altar.
Al pobre monaguillo, le embarras el membrillo,
a las pobre monjas le sobas las lonjas…”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaja, Ps Este Post Sólo Merece Otro Gran AWEEEEVO!!! Nomás Me Queda Agregar Que "Ellos Se Dicen Voceros De Cristo, Pero Mas Bien Son Esclavos De Mefisto"

topiltzin1 dijo...

Saludos Compadre!!
Ta´Madre con esos jijos del Averno clones de los polacos meshicas!!
Aguas que con esto pue que sea la eleición del 2012:
Mario Marranín Torres -- RIP --
Norberto Rivera Carrera -- PAN --
...
falta ver quién del PeRDeré gusta de esos chingados gustos por la retorcida mente Animalhumarrana!

Anónimo dijo...

Esto no supe donde ponerlo pero chécalo, wey:

Variación Op. 33 sobre el tema de don Juan.
Llegó don Juan al Cielo y pidió ser admitido en el paraíso.


San Pedro, portero de la morada celestial, revisó su expediente y le informó:

-No puedes entrar. Veo en tu libro que amaste a mil mujeres.

-A una sola amé en todas ellas -replicó don Juan-. No amé a mil mujeres: amé a la mujer.

-Eres sutil razonador -le dijo el de las llaves-. Pero tus argumentos son falaces. No serás admitido en el paraíso.

-Está bien -replicó don Juan-. Las mil mujeres que dices me admitieron en el suyo. Conocí mil paraísos. Uno más no importa: me basta y sobra con el recuerdo de los otros.

Así diciendo se alejó don Juan, tranquilo. E intranquilo se quedó San Pedro, pensando en los paraísos que él no había conocido.

Armando Fuentes Aguirre