El fin de la infancia...

Perder la razón no es del todo fácil, sin embargo, una vez que pasa, es algo terrible. Imagínese usted manejando su auto como cada mañana para ir a la escuela, trabajo, o lo que sea que sea su rutina diaria y de pronto no comprender NADA.

Está usted, un segundo después de ver la ultima imagen lucida, viviendo una realidad alterna, luces, voces, colores, sonidos, imágenes, en situaciones claramente hilarantes. Usted recuerda que hace un par de segundos usted cavilaba y masticaba la realidad, pero ahora, NO COMPRENDE NADA Y NADIE LO COMPRENDE.

Rodeado de gente que habla un lenguaje que no reconoce, fantasmas lo acosan y le gritan cosas al oído, le susurran y le tocan por todos lados, sus extremidades son unas mas largas que otras y el cielo es rojo o de cualquier otro color, un constante bullicio como de motor de auto zumba dentro de su cabeza y ecos le asustan.

Personas intentan asesinarle y lo amarran, lo meten en un cajón con ruedas en el que lo llevarán, quién sabe a dónde, con quién sabe qué intenciones; usted no puede contra los cuerpos en llamas que le someten, quiere llorar y no pude, solo sabe reír y reír y reír con un nudo en la garganta,

Más que perder la razón, lo asfixiante es perder la LIBERTAD. Pues ya ni sus pensamientos son autónomos, ahora ellos son guiados por voces que vienen de una alter-realidad emergida del espacio exterior o la inmateria.

Bienvenido a mi mundo.