Un lugar en el que arbitrariamente elegiré los temas de los que se puede y de los que no se quiere hablar. Pendejos, abstenerse, me dan miedo, son muchos.
miércoles, septiembre 30, 2009
Esnobistas en fuga...
En el marco de la intentona de martes del día de ayer, mencionaba a mis interlocutores el tedio en que vengo viviendo en estos últimos tiempos de cólera e influenza. Sinceramente pensaba que el otoño me sentaría bien, siempre me sienta bien, hasta me parece que luzco más guapo caminando en algún parque con los colores de la naturaleza muerta y atardeceres rojizos, pero ahora hasta con eso debo lidiar, no hay parque en mi colonia donde ahora habito y aunque lo hubiera, salir a las calles es jugarse la vida en un volado por acá, además de soportar este calentamiento global que hace de este final de septiembre (otrora mes patrio) una copia de cualquier insufrible día de Agosto.
Parece que mi estilo de vida corre peligro y se perfila a la extinción, me resulto de pronto muy parecido a Sabina, la fatal femme esnobista de la “insoportable levedad del ser”. Nos han corrido de los bares con su ley antitabaco y sus ejecuciones, el arte, que era el desfogue catártico de los clasemedieros ahora es una necesidad terciaria, que es copada por la primaria que hoy es conservar la vida y el cuerpo entero. Los amigos juegan con cosas que no tienen repuesto, la poesía deja de serlo y se convierte en critica política, las cenicientas ya no hinchan la lívido como antes y nos perdemos en relaciones al día que solo nos aseguran el mantenernos alejados del amor.
Pero la esperanza muere al ultimo, y me esperanzo en que las fatídicas lunas de octubre, que hacen sus estragos magnéticos sobre mi liquido cefalorraquídeo, regresen la virtud perdida a la vida, que pase algo y los tiranos se vallan por si solos, sin derramar sangre como parece ser que será. Que regresen los martes, las tertulias, y las resacas con buenas historias aventureras.
Si no pasa algo, no se que valla a pasar pues, quizás mi destino sea como el de Sabina, terminar buscando en ciudades ajenas algo de emociones, quizás Chicago o New York, Paris o Alemania, Puebla o Monterrey, y evitar enfrentar la descomposición social o peor aun caminar con la certeza de que se es un cobarde incapaz de encontrar la felicidad en la resistencia o la lucha que tanta falta hace a este lánguido país en el que el demonio hace de las suyas.
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1 comentario:
no se tu pero la verdad encontrar la felicidad es lo que menos esperamos por que cuando el camino a ella es divertido y te encuentras con tantas cosas que si bien no te producen felicidad si te hacen sentir cerca de ella y es una sensacion tan placentera que por mi...la felicidad total y final puede esperar!!!
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