Ahí está, entre pastillas y botellas de agua, echada en la cama, con ojeras bajo los ojos y la cara de "estoy mal y es por tu culpa",
- mierda, mujer, me has traído aquí y ni siquiera me mandaste el puto guión, ahora quién soy? El amante o el carnicero?!- exclamo.
- Eres un falso, pero no te he llamado para hacerte un examen de conciencia, no pierdas tiempo, la comida se enfría y el parmesano se agria, metemela, comes y te largas-, me dijo con la seguridad que les da a las mujeres el hecho de estar en su casa.
- Eres repugnante, pero si vine es por que tu discreto trasero es por hoy el menos peor de los lugares para depositar semen, empinate, me calientas las tortillas, y me voy, pero jurame que no sabré de ti las próximas tres semanas- contesté con la categoría y la sobriedad que me caracteriza.
A la mañana siguiente desayunamos hotcakes, fuimos al centro a comprar uno disco de Pixies al pasaje, también mercamos unas camisetas del Che Guevara y otra de pink floid, fuimos a casa de sus papás por su mesada y comimos con ellos pizza del popeyes mientras veíamos la academia. Don Mauricio, su padre me mostró el taller de carpintería que montó en el desván para matar los ratos de ocio. Su madre me dio una billetera de regalo y mando una tarjeta de navidad atrasada para mis padres.
La dejé en su departamento a las 10 de ese domingo. Nos besamos y se metió contenta con cinco bolsas llenas de cosas que compramos. Abrió la puerta y de lejos agita la mano y hace un gesto con los labios.
A mitad del camino a casa descubro que olvidé mi camiseta de Pink Floid...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario