Desde hoy me he prometido volver a casa,
donde errar es acercarce al acierto,
y las camas destendidas fueron destendidas,
y no solo arrugadas por cuerpos cansados.
Acercarme de nuevo al barrio y beber cerveza con gusto,
buscar cantinas y mujeres, trasnochar por vicio
y no por costumbre, olvidar dos que tres promesas
y quizás cometer los mismo errores de ayer
e inventar algunos nuevos sobre la marcha.
Perder este juicio idiota desde el que se busca el futuro
sacrificando el presente y enterrando el pasado,
invitar a cenar a mis muertes y bailar con mis muertas,
adolecer de una resaca o un penar de amores fingidos.
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